madrid, abril 21 |
Confunden
el azar con el destino
porque
produce menos angustia pensar que las cosas ocurren por algo y
sobre
todo, para algo.
Todo
lo que ocurre tiene un propósito
un
fin.
Porque
nos cuesta mucho entender que a veces algo simplemente es/está:
todo
tiene que ser útil.
Quizá
hay cuerpos que no pueden enfrentarse
a
la posibilidad de la incertidumbre.
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