martes, 11 de enero de 2022

Diario de viaje: los días previos


Hace 4 años preparaba la maleta para un viaje sin billete de vuelta. 

No hay en los primeros días del viaje ninguna escena memorable, de esas que repites en tu mente una y otra vez. Para fijarla. Para distorsionarla cada vez que la recuperas o para atesorarla como un punto de inflexión vital. Sin embargo, no ha pasado tanto tiempo como para que no recuerde ninguna. 

 

 

Recuerdo los días previos, con la mente ocupada en qué llevar en la maleta. Algo de verano, algo de invierno, ropa cómoda, con la que me sienta a gusto, con la que me sienta guapa, calzado adecuado, para invierno y para verano, medicinas, ¿algo de maquillaje? Midiendo cada gramo que metía en la mochila de 50 litros. 10 kilos era el tope, y me pasé por uno. La mochila se convirtió en el reflejo de mi ansiedad. Porque no sabía si iba a estar preparada pero quería hacer todo lo posible por estarlo. Sólo que no enfoqué mis esfuerzos en el lugar correcto.

 

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